El ser o no ser de las tareas escolares para la casa

tareas«¿Tienes tareas» Una pregunta que muchos padres hacen con la esperanza de que sus hijos contesten negativamente. Porque si hay un compromiso escolar que saca ronchas en las casas estos son los trabajos, guías, copias, lecturas, ejercicios, maquetas, papelógrafos y un sinfín de otras labores que los niños llevan del colegio para realizar en sus casas.
Se trata de un tema que, incluso, en algunos países ha escalado hasta el propio gobierno o Parlamento. En Francia, por ejemplo, el Presidente Francois Hollande propuso, a fines del año pasado, la posibilidad de prohibir a los colegios que envíen tareas para la casa a sus alumnos en enseñanza primaria, por considerar que se trata de una obligación que discrimina a los hijos de las familias de menos recursos, cuyos padres no tienen la preparación académica para guiarlos ni el dinero para una ayuda externa que les permita cumplir  de manera correcta con esas tareas.
En Colombia, en tanto, un grupo de parlamentarios anunció  un proyecto de ley que iría por la misma línea, pero se basa en que esas labores no dejarían tiempo a los niños para jugar, descansar de la jornada diaria de colegio y hacer actividades que los motiven. Edgar Espíndola, el senador que está elaborando la propuesta, dijo en la presentación de su idea que el objetivo  es que los escolares hagan esas tareas en el colegio, para que así no se las lleven a sus casas.
Propuesta que ha generado polémica tanto dentro como fuera de sus países, ya que la investigación al respecto es tan amplia como contradictoria.

Hace apenas unos días, un estudio publicado por el Departamento de Educación de Gran Bretaña mostró que pasar dos horas en la noche haciendo tareas se asocia con el logro de mejores resultados en lenguaje, matemátcia y ciencias. La investigación siguió la evolución académica de tres mil niños británicos durante los últimos 15 años.
Específicamente, la investigación -que fue realizada por e Instituto de Educación Oxford and Birkbeck College, que es parte de la Universidad de Londres-, dice que más importante que la cantidad de tareas escolares que los niños hacen es el tipo y el objetivo de las labores que les mandan para hacer en la casa.
Además, este reporte descarta que los padres de «clase trabajadora» no puedan ayudar a sus hijos en las tareas escolares. Básicamente porque tienen grandes aspiraciones para ellos y lo animan a estudiar, a valorar el aprendizaje, y los alientan a realizar actividades extraescolares.
Investigaciones anteriores, en cambio, le atribuyen un escaso valor académico a las tareas que se realizan en el hogar. Una de las más recientes es de los académcios de la Universidad de Sydney y de Queensland, Richard Walker y Mike Horsley (respectivamente), quienes el año pasado publicaron el libro «Reformando las tareas escolares: Práctica, aprendizaje y políticas». Ahí no sólo dicen que la tareas para la casa no tienen impacto en el desempeño escolar (sobre todo en la primaria y en la media inicial), sino que además proponen que la calidad de esas labores es más importante que la cantidad.
En una entrevista a ABC News de Australia, Richard Walker lo ejemplificó diciendo que los deberes escolares deberían dejar de ser una tarea individual, para convertirse en una social, con énfasis en el trabajo colaborativo.

El caso chileno. Las tareas no son una mala jugada que los profesores quieren pasarles a sus alumnos y padres. Tienen un sentido, dicen las académicas consultadas. Natalia Salas, directora de Pedagogía Media de la Facultad de Educación de la Universidad Diego Portales, explica que un primer objetivo es «que el niño pueda ejercitar y asentar lo que aprendió en clases. La curva de olvido nos dice que un niño que no repasa la material, en ocho días perdió ese conocimiento».
Un segundo objetivo es la generación de hábitos de estudio, «y eso es muy relevante, porque al acomienzo de la etapa escolar el niño no tiene hábito de buscar en la cotidianeidad un espacio para repasar lo vivido, construir y reforzar», agrega.
Luz María Budge, decana de Educación y Ciencias de la Familia de la Universidad Finis Terrae, agrega otro aspecto clave: «Una tarea bien planificada es una ayuda para conocer la profundidad en que el niño ha adquirido un determinado conocimiento».
Eso significa, por ejemplo, que permitan al niño descubrir sus fortalezas y sus dudas frente a un conocimiento. «Creo que en la medida en que sean tareas proporcionales a la edad del niño y al beneficio que le proporcionen, son tareas adecuadas», agrega la decana.
Eso también significa que no debieran tomar más de una hora diaria a un niño de 10 años y «no debieran perjudicar la vida familiar o el esparcimiento», propone Luz María Budge. Y añade: «Si un niño puede practicar lo aprendido durante una hora cada tarde, creo que el beneficio puede ser significativamente superor a invertir esa hora en ver televisión».

En el colegio Pedro de Valdivia de Peñalolén las planificaciones de 3º a 6º básico están hechas para que los alumnos desarrollen el trabajo personal o las tareas en clases. «Entendemos que las tareas más que ser una instancias significativa de aprendizaje, favorece el desarrollo de hábitos de estudio, de organización, y fomenta la autonomía y la responsabilidad hacia lo escolar», explica Alejandra Olea Ossa, psicopedagoga, educadora diferencial  y especialista en Trastornos del Lenguaje y la Comunicación de ese establecimiento.
Sin embargo, en el Pedro de Valdivia también parten de la base que los aprendizajes deben darse en la sala de clases, que es el espacio donde el profesor facilita la adquisición de esas enseñanzas, donde se motiva a los niños a aprender y se incentiva el diálogo y el debate. «Además, realizar el trabajo personal durante la hora de clases, permite que frente a las dudas que los alumnos vayan manifestando, el profesor puede responder de manera contingente a aquellas dudas, ayudando a corregir errores y afianzando los aprendizajes de manera correcta», agrega la profesional.
Alejandra Olea cita el libro y la investigación de Walker y Orsley para recordar que las tareas suelen ser más ejercitación que práctica. Y esta última se da, en realidad, cuando el niño es capaz de aplicar en su cotidianeidad lo que aprendió.
Ese es un punto central, dice Natalia Salas: «Enviarle la tarea no es tan relevante como que el niño incorpore ese conocimiento que obtuvo en clases en su vida diaria. Que si está aprendiendo a leer, lea anuncios y letreros en las calles. Y a veces los profesores mandan tareas porque probablemente saben que el entorno escolar no está estructurado para ejercitar eso».
Además, hay tareas que requieren de un trabajo individual que s ehace difícil de hacer en un curso de 40 alumnos o más, advierte Luz María Budge. «Es complejo que el trabajo individual de practicar la lectura fluida en voz alta o el cálculo mental» puedan ser praacticadas por todos los alumnos. Por eso, es necesario dar esas actividades como tareas para la casa.

Más allá de las condiciones que hacen necesario que los niños lleven tareas para la casa, lo más claro y en lo que los especialistas coinciden, es que en este caso cantidad no es calidad, sino todo lo contrario.
(FUENTE: EL MERCURIO, VIDA ACTUAL, Edición del sábado 06 de abril 2013. Reportaje de Pamela Elgueda)



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20 respuestas

  1. Tratar de encontrar un equilibrio es siempre un buen objetivo al programar tareas para un curso. Creo que teniendo eso en cuenta podemos establecer tareas que no invadan el espacio del alumno, en cuanto su familia y amigos, pero al mismo tiempo desarrollando tareas que efectúen una anamnesis en la vida de ellos. Guillermo Arratia (El Director)

  2. Tal como comenta Pamela Elgueda en su reportaje, las tareas son necesarias y valiosas. La cuestión es lograr la medida justa en cada etapa del desarrollo, y que estén alineadas a lograr los objetivos esperados.

  3. Creo que el debate debiese centrarse en la calidad de las tareas, más que en la necesidad o no necesidad de su existencia. Es necesario generar hábitos de estudios en los estudiantes, pero eso no va de la mano de la cantidad de tareas que estos tengan (y por consiguiente de la cantidad de tiempo que dediquen a ellas), sino del tipo de tareas, si estas colaboran o no a que el alumno transite desde los contenidos tratados en clases a habilidades que sigan desarrollándose fuera de esta.

  4. Es muy importante el tema de la calidad pero reducir nuestras reflexiones al tema de la calidad sería dejar a un lado aspectos esenciales. Podríamos decir que las tareas deberían responder a cuatro aspectos: objetivo que se busca en el proceso de enseñanza-aprendizaje, etapa del desarrollo en el que se encuentra el alumno, calidad y extensión (incluir tiempo estimado). Otro aspecto es la coordinación que deben tener los profesores de asignatura para distribuir de forma equilibrada las tareas de cada día.

  5. Para poder llevar a fin el acto de dar tareas, es siempre muy adecuado, tener en cuenta a grandes estudios fenomenológicos sobre la psicología adolescente. Ellos indican que para obtener la concentración es necesario de un buen ambiente de estudio.
    Este ambiente, como dice el psicólogo Juan Carlos Rodríguez, debe tener por mínimo una auto-conciencia de responsabilidad por parte del alumno, una correlación del sentido de responsabilidad por parte de sus padres y la adquisición de técnicas y estrategias de estudio.
    Al ver estos requisitos nos surge la duda de nuestra situación actual, es decir de nuestro colegio y la realidad familiar de nuestros alumnos. Situación que es variada y compleja en comparación a los requisitos para crear un ambiente de estudio y concentración.
    Es por esta razón, que la tarea del cumplimiento escolar no es una tarea individual, sino plenamente asociada, por una parte el apoderado y por otra el profesorado en conjunto a nuestra institución académica.
    Bajando a términos más concretos nuestros profesores deben, con su experiencia e investigación laboral, conocer a los alumnos e inyectarles una carga de tareas consecuentes a su edad y por otro lado el apoderado, en la medida de sus posibilidades, debe crear un ambiente de orden y disciplina en su hogar para la correcta realización de los deberes escolares.
    Ahora bien, si en casa no existe ese ambiente, en nuestra institución escolar poseemos bibliotecas y salas de lecturas para auxiliar a los alumnos en sus deberes.
    Guillermo Arratia Allende.

  6. He vuelto a leer el reportaje de Pamela Elgueda y los comentarios de Valentina y Guillermo y pienso…. ¡¡¡Qué confusión!!! Tantas y diversas opiniones. ¿No hay que dar tareas?, ¿Hay que dar tareas? ¿Qué características deben tener la tareas?

    Yo llevo muchos años en la docencia, soy una profesora muy bien evaluada, pero soy consciente de que la experiencia debe ir unida al avanzar de los tiempos. Trabajar con jóvenes requiere la capacidad de actualizarse y adaptarse constantemente.

    Lo comento porque ayer vino a verme la madre de uno de mis mejores alumnos. Me comentó la tensión que produce en su hijo, y en la mayoría de los compañeros, algunas de las tareas que suelo dar en mi asignatura. Me pidió que dejara de dar tareas.

    Esto me ha hecho pensar aún más en este tema. ¿No dar más tareas? o mejor sería ¿Dar otro tipo de tareas? considerando que hablamos de alumnos de IV Medio, y que mi asignatura no es relevante de cara a los contenidos exigidos en la PSU

    La tarea en cuestión es un trabajo de investigación individual con un plazo de una semana. ¿Puedo exigir eso a un alumno que ya ha alcanzado un grado de autonomía? ¿La tarea cumple un objetivo importante en esta etapa del estudiante?

    Dejo la pregunta abierta, para reflexionar.

  7. Rosario, es muy interesante el punto que tocas, a saber, el que los profesores de asignatura logren coordinarse para distribuir de forma equilibrada las tareas. Si esto ocurriera, la exigencia y el esfuerzo que se espera de un alumno- factores esenciales en el aprendizaje- podrían centrarse en la integración de lo aprendido, apuntando así hacia un aprendizaje significativo. Por otro lado, el exigir tareas que incorporen contenidos y habilidades de más de una asignatura, podría reducir el tiempo que los alumnos dedican a realizar sus tareas en casa.

  8. La gradual responsabilidad aplicada a un niño, adolescente y joven, a lo largo de su vida escolar, es siempre un factor importante y estimulante.
    En nuestra institución académica, la pragmatización de valores y hábitos positivos (virtudes) es una de las lineas importantes del sistema educativo.
    Analizando la psicología evolutiva del estudiante y teniendo un enfoque a las referencias de la docente en la «Vniversitas Finis Terrae» Josefina Vicuña, el niño-adolescente está en un constante bombardeo hormonal y emocional.
    Aquí los buenos hábitos y responsabilidades, gradualmente aplicadas, cumplen una gran labor en la educación del alumno.
    La labor de nuestros docentes, e insisto con este punto a todos ellos y sobre todo a los apoderados, es la gradual aplicación de tareas, teniendo en cuenta factores como: cursos, edades, alumnos en particular y experiencias anteriores.
    Guillermo Arratia.

  9. Estimado alumnos, además de lo que ya van comentando pienso que es importante comenzar a menajar algunas de las conclusiones de los artículos que les dí a leer. Por ejemplo, el concepto de aprendizaje autorregulado, clima familiar, malestar docente, etc. El manejo de los autores le dará mayor riqueza al debate y a sus propios planteamientos. Por otro lado, la lectura sugerida es uno de los requisitos del trabajo que realizaremos este jueves. Buen trabajo a todos.

  10. Creo que un elemento a tomarse en cuenta es la preparación que tienen los docentes para enfrentar e incorporar los cambios sociales. La sociedad ha cambiado vertiginosamente, sin embargo la formación profesional de los profesores no hace eco de esos cambios. Las mallas curriculares actuales no se adaptan a las nuevas tecnologías y a las necesidades y problemáticas de los alumnos. Un ejemplo de lo anterior es el tipo de tareas que los profesores mandan, ya que la mayoría de las veces no incorporan nuevas tecnologías, que para la generación de nativos digitales podrían resultar atractivas.

  11. Por otro lado, tal como afirma Coll, la motivación es un elemento esencial en el análisis del ser o no ser de las tareas. Para que un alumno esté dispuesto a esforzarse en la realización de tareas, debe existir una motivación. Los alumnos se esfuerzan más cuando están interesados y motivados por los contenidos y actividades de aprendizaje. La exigencia puede generar mayor motivación en el alumno para esforzarse, pero puede generar lo contrario si es que esta es percibida como sin sentido, arbitraria o no acorde a las posibilidades de aprendizaje. Esto es lo que sucede muchas veces cuando se envían tantas tareas a los alumnos que son percibidas más como una carga que como una posibilidad de aprendizaje.
    Para que el alumno esté motivado a realizar una tarea esta no debe presentarse como una exigencia arbitraria cuyo incumplimiento traerá un castigo. La exigencia solo genera un esfuerzo que colabora a un aprendizaje de calidad cuando es portadora de sentido. Y para esto, el estudiante debe entender el propósito y la finalidad de la tarea, debe sentir que esta responde a sus intereses y sobre todo cuando sienten que pueden abordarla.

  12. El ímpetu o el impulso inicial de nuestro profesorado a veces llena a los chicos y jóvenes, pero también es correcto afirmar que nuestro profesores pasan por diversos tipos de presiones.
    Estas presiones como la incomprensión de alumnos, poco tiempo para preparar clases, poca ayuda del estado para subvencionar sueldos y sobre todo la incomprensión o falta de compromiso de los apoderados van minando las capacidades. Me baso en los recientes estudios hechos en España sobre los problemas docentes en la actualidad pero también me refiero a la realidad de nuestra institución.
    Más que centrarme en teorías pedagógicas, las cuales conozco y sigo en su aplicación, lo que me importa como director de esta institución es buscar un punto de encuentro entre el apoderado y el profesorado, donde podamos interesarnos por el alumno en su desarrollo estudiantil y humano.
    Lo que verdaderamente vale aquí es el alumnos, es nuestro principal objetivo.

  13. Resulta comprensible el malestar docente, pero no se puede dejar de lado la responsabilidad que tienen los profesores en ayudar a sus alumnos a encontrar sentido al aprendizaje, ya que esto es inseparable de la construcción de significados. Si el profesor se encuentra deprimido y angustiado (problemas psicológicos individuales que tienen un claro origen social) no estará motivado en la sala de clases, y así difícilmente podrá ayudar a sus alumnos a que se motiven y se esfuercen.

  14. Excelentes comentarios, especialmente los de Valentina, quien ha siguido la orientación de profundizar en base a las lecturas dadas. La defensa en vivo, que realizarán mañana es de esperar que sea rica en el manejo de los argumentos, junto con las personas opiniones y reflexiones. Recuerden eso del pre-texto y texto. Un abrazo a todos.

  15. Según César Coll, los alumnos difieren en el sentido que le dan a las tareas, y la motivación que encuentran en los contenidos es algo dinámico y cambiante, por lo que no siempre van a estar motivados frente a los contenidos.

  16. A pesar de ser un factor importante el nivel de educación de los padres y la realidad socio económica de las familias, los alumnos de IV medio son suficientemente autónomos para no depender de estas realidades.

  17. Los apoderados tienden a despreciar la labor que realizamos, considerando los logros de los hijos a ellos mismos, en cambio atañen los fracasos a los profesores.
    Deben recordar que los padres son también responsables de los resultados de los hijos.

  18. A modo de conclusión y reflexión del trabajo que realizamos en torno «al ser o no ser de las tareas» vemos la actualidad del tema. Donde las tareas son un instrumento de uso constante en el trabajo docente. El hecho de propinar o proporcionar tareas no es un hecho aislado para el alumno, es un evento que implica el juego de terceros, pensamos en los padres, tíos e incluso otros conocidos, además del grupo del colegio y los docentes implicados.
    Al momento en que un docente da una tarea, no sólo afecta a sus alumnos, como hemos visto este acto envuelve más factores y por ende debe ser muy bien preparado y requerir competencias al ser ejecutado.
    Fueron analizados factores como el impacto personal en el alumno, en sus apoderados y dentro de la institución académica a la que pertenece. Además de los diversos comentarios y estudios que nos dan una visión más responsable del hecho de dar tareas.
    Saliendo del hecho académico entramos en la conclusión del trabajo en nuestra aula, donde nos vimos enriquecidos por las formas de cada personaje al tener que enfrentar su postura. Aquí encontramos opiniones relevantes pro tareas y contra tareas, entre ellas cabe mencionar el sentido y la automotivación de ellas, basados en César Coll y también la proyección de aprendizaje en casa y autodescubrimiento expuesto en bases a estudios de Bruner.
    Una actividad que envuelve y es tomada con responsabilidad es sinónimo de una actividad rica y enriquecedora para nosotros alumnos y, acredito, para el docente también.

  19. Ha sido una excelente actividad educativa que me permitió adquirir aprendizajes significativos, pero sobre todo me hizo vivir como alumna una experiencia que puedo replicar como docente.
    Se utilizó una metodología activa y los conocimientos adquiridos eran relevantes para mi. Como profesora me interesa profundizar en la importancia de las tareas y en cómo estas deben ser utilizadas.
    La guía del caso estaba muy bien planteada y contenía toda la información necesaria para la actividad. Su lectura en clase, con el profesor y los compañeros, hizo que quedaran claros los pasos a seguir y los criterios de evaluación. Esto contribuyó a que la puesta en escena fuera fluida y por ende enriquecedora.
    Los textos que tuvimos que leer para el debate respondían directamente a las cuestiones que se planteaban en el caso, se pudo constatar que nada fue al azar. El caso que se planteó se adapta a nuestra realidad laboral. Todo ello contribuyó a que me mantuviera motivada y realizara los esfuerzos necesarios para prepararme.
    El profesor pudo medir el proceso a través de los comentarios hechos en esta página, y pudo hacernos las observaciones pertinentes para guiar nuestro estudio.
    El hecho de poder ir leyendo los comentarios de los compañeros me ayudó a mejorar mi discurso. Pude haber llegado preparada según mi criterio pero de esta forma mis argumentos mejoraron.
    El día del debate el profesor volvió a leer la guía, de este modo enmarcó la actividad. Durante el debate hizo intervenciones para que se pudiera profundizar y reflexionar sobre los argumentos expuestos. En ese momento nos permitió alejarnos de nuestro personaje para poder dar nuestra propia opinión.
    La dinámica hizo que los contenidos quedaran asimilados de forma significativa logrando el proceso de enseñanza-aprendizaje.
    Definitivamente ha sido una excelente actividad, lo digo como alumna y docente.

  20. Creo que la actividad ha sido una excelente instancia para integrar conocimientos a partir de una metodología novedosa y entretenida. Se generó un debate constructivo a partir del posicionamiento de roles, que llevó no solo a comprender los argumentos de cada una de las posiciones, sino también a aprender actitudes y valores propios de la práctica educativa (como la resolución de casos entre el director, apoderado y profesor). El debate realizado en el blog y las lecturas dadas también ayudaron a orientar y profundizar la discusión. Por último creo que fue una actividad útil para nuestra futura práctica pedagógica, ya que fomenta el diálogo y la construcción de conocimientos mediante la colaboración.

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